Advanced Driver Assistance Systems
07.05.2024
La venta de vehículos crece año tras año a nivel mundial. Para hacerse una idea, en la década de los 90, se vendieron en total 39,2 millones de unidades de vehículos en todo el mundo. Mientras que en el año 2016 se vendieron más de 74 millones de unidades. Con el incremento de ventas, también ha aumentado el número de accidentes de tráfico. El factor humano, las vías de circulación y el propio vehículo son los elementos clave que intervienen en los accidentes.
Los usuarios son conscientes y por ello, cada vez más, se interesan por los diferentes sistemas de seguridad que equipan las marcas a la hora de adquirir un vehículo. No obstante, hay que tener en cuenta que estos sistemas tienen unos costes de investigación y desarrollo, el cual se ve reflejado en el precio final del vehículo. Esto último supone un problema, ya que según encuestas realizadas a la hora de valorar la adquisición de un vehículo, el primer factor determinante sigue siendo el precio, por encima de estética, consumo e incluso de la seguridad.
La probabilidad de supervivencia de los ocupantes de un vehículo actual duplica la de los vehículos de hace 10 años. Varios estudios constatan la importancia de adquirir un vehículo con el máximo de elementos de seguridad posibles. Por normativa hay sistemas que son obligatorios, como puede ser: el ABS (Anti-lock Braking System), los SRS (Sistemas de Retención Suplementario o airbag), la monitorización de presión de neumáticos o los anclajes isofix. Hay otros que a día de hoy son opcionales, como pueden ser: el control de velocidad inteligente, el sistema de frenado automático, sistema de detección de peatones…
Por este motivo, con los nuevos sistemas de seguridad agrupados bajo el nombre de sistemas ADAS (Advanced Driver Assistance System – Sistema Avanzado de Asistencia a la Conducción), recibe un papel vital sobre la prevención de accidentes, protección de ocupantes y usuarios de la vía. Esta tecnología no sirve de nada si no se conoce su funcionamiento o no se utiliza de forma correcta, ya que puede provocar conductas peligrosas al volante. En ningún momento se le exime al conductor de conducir con seguridad y en alerta.
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